El valor de la economía informal aumentó 4 %, revela el INEGI (y el modelo económico no da salida)
- Redacción NotiPobres

- 3 sept
- 2 Min. de lectura
El INEGI informó que, al cierre del primer trimestre de 2025, la economía informal en México creció 4 % anual y alcanzó un valor de 5.83 billones de pesos. En otras palabras: la pobreza, el tianguis y el rebusque siguen moviendo más dinero del que a muchos les gusta admitir (La Jornada).

Más de la mitad de ese crecimiento proviene del sector informal puro —changarros sin registro, empleos sin contrato, ventas callejeras— que subió 5.6 % y representa el 57.2 % del total. El resto corresponde a trabajos en empresas formales pero sin prestaciones, que aumentaron apenas 2.1 %.
En los estados, el contraste es brutal: Oaxaca (+9.2 %), Tamaulipas (+8.4 %), Ciudad de México, Hidalgo y Guanajuato registraron los mayores crecimientos. En cambio, Campeche (-15.4 %), Quintana Roo, Sinaloa y Tabasco se hundieron con caídas significativas.
También creció la gente que sobrevive de esta economía: el INEGI reporta 16.4 millones de puestos de trabajo remunerados en la informalidad, un alza de 2.7 % anual. Y aunque no hay aguinaldo ni seguridad social, las remuneraciones aumentaron 8.7 %, con casos destacados en Oaxaca (+16.9 %), Querétaro (+14.8 %), Tamaulipas (+14.5 %) y la propia CDMX (+13.2 %).

El problema de fondo no es que la gente quiera evadir impuestos: es que el modelo económico actual no ofrece las condiciones para que empresas y emprendedores entren a la formalidad. No existen políticas públicas que impulsen el desarrollo desde una visión territorial y productiva —con clusters geográficos y ecosistemas locales capaces de atender nichos de mercado que sí existen, pero que nadie está cubriendo formalmente.
Si la economía informal crece es porque hay demanda real, y esa demanda aumenta porque el mercado formal ha expulsado a los consumidores: precios altos, trámites engorrosos y poca oferta accesible hacen que la gente busque lo barato y lo inmediato en la esquina, no en la factura.
La informalidad no es una cultura, como algunos discursos oficiales la maquillan. Es la consecuencia de un Estado incapaz de generar confianza, seguridad y oportunidades reales para quienes producen y consumen. Mientras el gobierno siga celebrando cifras macroeconómicas que no llegan al bolsillo de la mayoría, la gente seguirá sobreviviendo en los márgenes. La economía informal no es un triunfo: es el recordatorio incómodo de un modelo económico que abandona a los pobres y asfixia a los emprendedores.







Comentarios