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Vacaciones en abonos y ansiedad

  • Foto del escritor: Redacción NotiPobres
    Redacción NotiPobres
  • 11 jul
  • 2 Min. de lectura

📌 Vacaciones en abonos: el espejismo del descanso


En México, vacacionar se ha convertido en un lujo financiado con ansiedad. Más del 60% de quienes toman vacaciones de verano usan crédito, adelantos o préstamos, generando deudas que duran más que el bronceado. El turismo aspiracional y los pagos a meses sin intereses maquillan una realidad: el descanso está condicionado por el endeudamiento. Mientras unos viajan para descansar, otros regresan con la carga de intereses, trabajos temporales agotadores o la frustración de no poder salir.


Cuando salir unos días se paga en meses (con intereses)

En un país donde 6 de cada 10 personas viven al día, tomarse unos días de descanso debería ser un derecho. Pero en la práctica, vacacionar se ha convertido en un lujo para muchos y en una deuda para otros.

Las familias que logran viajar lo hacen, muchas veces, cargando tarjetas de crédito, préstamos personales o pagos diferidos. Según datos de la CONDUSEF, el gasto promedio por persona en vacaciones ronda entre $4,000 y $12,000 pesos. Si tomamos en cuenta que el salario mínimo mensual es de $7,467.90 (en 2025), no hay manera de que una familia trabajadora promedio pague unas vacaciones sin endeudarse o sacrificar necesidades básicas.

“Vacacionamos porque mis hijos querían conocer el mar. Regresamos con una deuda que aún no terminamos de pagar. Pero no me arrepiento… aunque a veces me quita el sueño”, cuenta Cecilia, madre soltera y empleada de una tienda de conveniencia en Xalapa.

El descanso, ¿para quién?

Mientras los paquetes “todo incluido” siguen promocionándose como una necesidad aspiracional, para millones de mexicanas y mexicanos la única opción de descanso es quedarse en casa, improvisar salidas cercanas o, en el peor de los casos, seguir trabajando.

Los bancos y tiendas departamentales han hecho del turismo nacional una trampa de consumo: meses sin intereses, créditos inmediatos y préstamos exprés disfrazan la falta de ingresos dignos. Lo que debería ser una experiencia de bienestar se transforma en un compromiso financiero de largo plazo.

El turismo como marcador de clase

Vacacionar no es solo un gasto: es una forma de marcar diferencias. Las fotos en la playa, los aeropuertos, los hoteles con buffet, no son solo recuerdos: son símbolos. Y en redes sociales se convierten en una especie de validación, una forma de pertenecer a un mundo donde "descansar" se equipara con poder adquisitivo.

Pero detrás de cada selfie hay historias invisibles: la de quienes nunca han salido de su estado, la de quienes trabajan más horas para pagar los meses de crédito, o la de quienes ven pasar el verano desde la ventana porque simplemente no alcanza.

¿Y si el descanso fuera un derecho?

Desde NotiPobres creemos que el descanso no debería depender del endeudamiento ni del privilegio. Vacacionar no es una frivolidad: es salud, es tiempo en familia, es desconexión del trabajo precario. Urge una conversación pública sobre el acceso justo al ocio, sobre la redistribución del tiempo libre y sobre políticas que garanticen que todas las personas puedan descansar sin cargar con meses de angustia financiera.


Turistas mexicanos revisan su crédito mientras otros disfrutan un hotel todo incluido; contraste entre vacaciones precarias y de lujo.
Turistas mexicanos revisan su crédito mientras otros disfrutan un hotel todo incluido; contraste entre vacaciones precarias y de lujo.

 
 
 

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